El informe: Síntomas de un cambio cultural.
Con una invitación a un encuentro presencial y gratuito en Miami.
«¿Seríamos capaces de reconocer la noticia más importante de nuestro siglo mientras sucede?
Los grandes giros de la historia suelen pasar de incógnito.
El Renacimiento llevaba doscientos años transformando Europa cuando Vasari lo bautizó en 1550.
La globalización se instaló tras la Segunda Guerra Mundial, pero el término no apareció hasta que Theodore Levitt lo popularizó en 1983.
El movimiento de Jesús recorría el Mediterráneo dos décadas antes de que, en Antioquía, alguien dijera por primera vez “cristianos”.
Esta ceguera cultural no es cosa del pasado. También está ocurriendo ahora mismo. Pero es que cuanto más profundo es el cambio, más tiempo tardamos en nombrarlo.
Sin embargo, hoy disponemos de una ventaja inédita: la capacidad de rastrear señales en tiempo real. Si afinamos la mirada, podemos detectar y quizá hasta describir la nueva era mientras aún se está gestando.
La jerarquía de lo invisible.
Estamos viviendo grandes movimientos culturales. Estamos en plena transformación. Pero ni siquiera tenemos un nombre que lo defina. Todavía.
Algunos hablan de la revolución tecnológica, otros de una segunda revolución industrial. Se escucha la robotización, pero la realidad es que estos nombres determinan cambios estructurales y no de la cultura. Y lo más importante es que como civilización y sociedad estamos cambiando.
No es algo de lo que se hable abiertamente en las terrazas. Nos centramos en los hechos como noticias, pero no el conjunto. Aunque no es tan complicado darse cuenta. Cuando podemos enumerar los síntomas quiere decir que el cambio esta a la vuelta de la esquina.
Por eso, aquí vamos a compartir algunas señales que hemos recopilado en los últimos meses de investigación y estudio. Si tu consigues alguno más, que seguro será así, te invitamos a comentarlo.
7 señales de que vamos hacia una nueva era.
🧭 1. La crisis de confianza que vivimos difícilmente podría ser más intensa.
Vivimos una era de abundancia informativa. Todo está al alcance de un click: noticias, opiniones, expertos en cada esquina del internet. Pero esa abundancia viene con un coste invisible: la pérdida acelerada de confianza.
Hoy, la autoridad tradicional está en crisis. Médicos, académicos, científicos, periodistas, economistas… todos ven cómo se erosiona la credibilidad del vecino, o la suya misma. Según el Edelman Trust Barometer 2025, la confianza global en las instituciones y expertos ha alcanzado sus niveles más bajos en décadas. Incluso el New York Times lo admite: la figura del experto se tambalea.
Esto no es un problema de un sector, una país o una moda pasajera. Es un fenómeno global. Afecta a todas las esferas del conocimiento. Y no se debe a la ignorancia del público, sino a una saturación de voces, datos y promesas que han dejado de parecer confiables.
Y frente a esto, que parece un problema, Pablo de Rosa Cruz en una reciente entrevista dijo algo muy relevante: “Los únicos expertos que conservarán autoridad en el futuro son los los artesanos.” Y esta frase es realmente el resumen y fondo real del síntoma.
La gente sigue y seguirá confiando en quien puede demostrar su destreza con resultados tangibles y artísticos. Queremos al mejor barista, peluquero, restaurador de arte o a la mejor doula… porque su pericia se ve, se toca, se comprueba, pero sobre todo se siente.
Y ese es el verdadero síntoma: la confianza está migrando del discurso al hacer. Del estatus al impacto. De la teoría a la práctica.
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